Situación actual de las comunidades indígenas (salud, educación, marginación, actividades económicas, etc.).
Los pueblos indígenas se encuentran
distribuidos en la mayor parte de los municipios del estado, ocupando principalmente las
mesetas, estribaciones y cañadas de las zonas altas de la entidad. Los asentamientos
principales, por su población, se extienden en 67 municipios de siete de las regiones
económicas, y con muy reducida población las
regiones de la Frailesca e Istmo-Costa.
Los tzeitales y tzotziies, conforman más del 65% del total de los indígenas, seguidos
por choies y zoques con el 21.6%. No hay homogeneidad cultural en las etnias,
encontrándose municipios que conservan un sistema de gobierno resultante de la
combinación de instituciones prehispánicas, coloniales y del México actual; como el
caso de San Juan Chamula, Mitontic, Larrájnzar y Zinacantán. Éstos están divididos en
unidades sociales estratificadas con base en recursos económicos y la participación de
sus miembros en el sostenimiento de valores generadores de prestigio. Contraponiéndose a
esto, se empieza a observar el surgimiento de una clase que esafía lo tradicional,
adoptando lo que se finca en la riqueza y capacidad de consumo, formada por
profesionistas, empleados de instituciones, instructores religiosos, comerciantes,
jóvenes letrados y hablantes de castellano. En otros, se han perdido las formas de
gobierno tradicional, pero aún conservan su idioma y algunas costumbres, como los pueblos
choies, zoques y tojolabales, y finalmente, los que han perdido la mayoría de sus rasgos
culturales, aunque se adjudiquen identidad étnica, como los mames, mochós y
cakchiqueles.
Sin embargo, en cuanto a sus condiciones de vida, los elevados índices de marginación se
reflejan en el rezago de atención a medidas elementales.
La educación es por necesidad una acción prioritaria para el Estado, sin embargo, en el
ámbito indígena, la atención a este problema es insuficiente e inadecuada, en términos
de cobertura, infraestructura y orientación, dada la dispersión de las localidades donde
se imparte.
El analfabetismo supera el 50% en gran parte de las comunidades indígenas,
correspondiendo a las mujeres las tasas más elevadas por el papel subordinado que
desempeñan en la estructura de la organización tradicional y familiar.
La educación formal, que se ha impartido poco, no ha servido para satisfacer las necesi~
dades educativas de estos grupos. Al no haberse llevado a la práctica los ideales de la
enseñanza bilingüe y bicultural se ha distorsionado la transmisión de los valores
propios de la niñez y la juventud. A lo anterior se suma la falta de arraigo de los
maestros, derivada de su origen ajeno a las comunidades, la insuficiencia de maestros
bilingües y el alto grado de ausentismo laboral.
La educación preescolar para los grupos étnicos es mínima, a pesar del incremento del
12% anual, sólo se ofrece servicio a un 30% de la demanda potencial.
En el nivel de primaria se tiene un elevado ausentismo, ya que del calendario escolar de
187 días, sólo se laboran 100 de ellos, debido entre otros factores a las fiestas
escolares, locales, y a la ausencia injustificada del personal docente, dando como
resultado una atención educativa de muy baja calidad, además de que el 48% de los
centros educativos son unitarios e incompletos. Aunado a lo anterior se registra un alto
indice de deserción, dándose el caso de niños de cuarto grado que no saben leer, por lo
que se observa una eficiencia terminal menor al 10%.
Existe monolingüismo en indígenas mayores de 35 años, situación que a pesar de
fortalecer su identidad cultural, los ubica en desventaja social para el establecimiento
de relaciones justas con el resto de la población.
Más del 60% de la planta física para la atención de la salud en las comunidades rurales
de la entidad se encuentra sin utilizarse por carecer de personal y medicamentos, lo cual
se agudiza por falta de un mecanismo integral que mejore la calidad de la atención a la
población indígena. Algunos factores, como el desprecio y desconocimiento de su entorno
de buena parte del personal del sector, condicionan y limitan la relación médica con la
comunidad, impidiendo una mayor eficiencia en la promoción de acciones para el cuidado de
la salud.
Las tasas de morbilidad presentes en los indígenas son causadas primordialmente por
enfermedades gastrointestinales y de vías respiratorias. En el caso particular de la
población infantil, se registran elevados índices de desnutrición, causante también de
mortalidad.
Emitir un diagnóstico certero de la situación actual de la salud pública en la entidad
y sobre todo en referencia a la población indígena, presenta un alto grado de dificultad
debido, fundamentalmente, a la diferencia conceptual del proceso salud-enfermedad entre
las comunidades indias y el mundo occidental, ya que este concepto está determinado por
un proceso cultural distinto. Por ejemplo: los datos sobre natalidad, fecundidad y
mortalidad no reflejan la situación real por la actitud y prácticas de algunos grupos
indígenas en relación con el nacimiento y la muerte. Un elevado número de nacimientos
no son registrados por la alta mortalidad infantil, lo que obliga a los padres a esperar a
que los niños tengan al menos cinco años para registrarlos, o bien que las instituciones
educativas, a fin de otorgar el certificado de instrucción primaria exijan el acta de
nacimiento, y en casos aislados, en cuanto a la muerte, las prácticas derivadas de la
cosmovisión indígena afectan igualmente a los datos oficiales. No se registran las
muertes dado que, en ocasiones, se carece de panteones públicos y se
prefiere el entierro en el predio familiarpara preservar el vínculo del fallecido con su
núcleo familiar y sus "protectores", garantizando así su descanso y su lugar
en la otra vida.
Se suma a esta problemática el hecho de que para el registro es necesario trasladarse a
lugares lejanos donde haya oficial del Registro Civil, y presentar el certificado de
defunción, lo cual implica gastos y complicaciones.
De igual manera, los registros de morbilidad no son confiables, dado que los reportes
médicos sólo identifican la causa principal que dio origen a la consulta. Quedan sin
registrar las enfermedades secundarias o no evidentes y su evolución posterior.
Otra actitud y práctica indígena determinante también de la no confiabilidad de los
datos respecto a la morbi-mortalidad, es la negativa frecuente de los familiares a que el
enfermo sea trasladado al hospital. Esta negativa se funda en que la separación del
enfermo de su medio determina la ruptura del círculo protector que a su alrededor se crea
a través del contacto con la familia, el entorno y su religión. Desde luego influyen en
esta actitud los gastos, significativos para la pobreza indígena, que implica el traslado
del enfermo y, eventualmente, los gastos de defunción que se verán incrementados si el
fallecimiento ocurre en el hospital, ubicado en una ciudad lejana a su lugar de origen.
Todo esto sin contar con el enfrentamiento de trámites burocráticos.
Las condiciones de las viviendas donde habitan las familias indígenas son precarias.
Caracterizadas por disponer de un solo cuarto, donde se preparan alimentos a ras del piso
de tierra, duermen y cohabitan con sus familiares en un alto grado de hacinamiento y con
algunos animales domésticos; no cuentan con servicio de agua domiciliaria, drenaje,
energía eléctrica; están construidas con materiales de la región corno: bajareque,
tejamanil, palma, madera, zacate, entre otros. Recientemente se observa una tendencia a
sustituirlos por materiales industrializados, como lámina galvanizada o petrolizada, que
no constituyen solución a este problema.
Se cuenta con una red de radio comunicación de 320 bases en 87 municipios que permite comunicarse a 233 localidades con el centro del estado, en un porcentaje abajo del 50% de ellas, debido al estado de descuido de las unidades y a la falta de un procedimiento de mantenimiento permanente, y por otro lado al caos de la comunicación y a la falta de experiencia de los operadores. Esto se ha comenzado a superar al establecerse un programa de modernización que permitirá la comunicación de las localidades únicamente con sus cabeceras municipales, y a una redistribución del equipo a aquellos lugares que realmente no tienen otro medio de comunicación.
En cuanto a estaciones de radiodifusión se cuenta con cuatro: una en San Cristóbal, otra
en Las Margaritas, una en Cacahoatán, y una más en Palenque, cuyo objetivo es promover
la cultura indígena y servir como vínculo de comunicación y educación.
El alto índice de problemas agrarios corresponde siempre a las materias de reparto de
tierras en sus modalidades de dotación, reconocimiento, restitución, ampliaciones,
nuevos centros de población, privación de derechos agrarios, usufructos parcelarlos y
solares urbanos, presentándose un proceso de concentración de parcelas en manos de la
minoría que ostenta el poder al interior de cada comunidad, con lo que se agudizan los
conflictos que desembocan en expulsiones masivas.
Las áreas de cultivo de los indígenas se ubican preferentemente en terrenos de
topografía irregular, donde la práctica de las actividades agropecuarias se ve
condicionada por el abrupto relieve y la degradación de los suelos, donde se obtienen
bajos rendimientos en términos de volumen global. A pesar de las dificultades que impone
el medio, la agricultura es la principal actividad económica, con menos del 60% de
tierras aptas para el uso agrícola, practican un cultivo marginal de subsistencia basado
en el maíz y el frijol, con rendimientos por hectárea que no rebasan la tonelada y la
media tonelada, en promedio, respectivamente. Cultivos como el café, han permitido
ingresos adicionales no exentos de un fuerte condicionamiento a través del
intermediarismo.
La magnitud en que se ha reducido la disposición de maíz ha ocasionado que se rompa el
equilibrio en el nivel de subsistencia y se ponga en riesgo la supervivencia de las
familias. En la Selva, el deterioro ha llegado al nivel en que el promedio de las familias
ya no dispone de la cantidad de maíz suficiente para cubrir sus necesidades de
alimentación. Los bajos rendimientos en la producción de frijol y por ende su escasa
disponibilidad, agravan la desnutrición.
Además de la menor disposición de maíz, las familias han tenido que enfrentar una
reducción en sus ingresos monetarios, principalmente como resultado de la caída de los
precios del café en el transcurso de los últimos cuatro años, aunque también a causa
de otras situaciones como la veda forestal que suprimió los flujos provenientes de los
derechos de explotación del bosque. La actividad pecuaria se compone de ganado bovino,
caprino, aves de corral.y apicultura, caracterizada por bajos rendimientos de extracción,
que presenta como limitante, la falta de hatos por carencia de áreas forrajeras
adecuadas.
Respecto a la explotación forestal, es mínima la participación de los tenedores del
recurso, siendo la renta de sus derechos lo más común. Sólo ocasionalmente lo explotan
de manera rudimentaria, no realizan actividades de reforestación como resultado de una
práctica silvícola.
La actividad artesanol ha venido experimentando un proceso de deterioro y transformación
de su función social, motivado por el encarecimiento de los materiales y la invasión de
sustitutos industriales así como por los reducidos canales de comercialización, aunque
actualmente se hacen esfuerzos de rescate y preservación de la actividad, mediante
programas de atención a la producción diversificada y la promoción de nuevos mercados y
el apoyo directo con recursos económicos.
Más del 80% de la población económicamente activa recibe ingresos por abajo del salario
mínimo, acentuado por el escaso desarrollo de las actividades agropecuarias y forestales,
siendo los indígenas los mayormente afectados.
En aspectos migratorios se observan desplazamientos de población indígena como
consecuencia directa del deterioro de su economía. En busca de empleo o fuentes
alternativas de ingreso, es patente la migración hacia las zonas de agricultura y
ganadería próspera de la entidad y la movilización hacia centros urbanos para ocuparse
en empleos temporales.
En materia de aplicación del marco jurídico constitucional, siempre fue interpretado
desconociendo al del indígena como tal, ya que la mayoría de los procesos tenían lugar
fuera de sus comunidades, en un ambiente hostil y ajeno a sus costumbres y formas de
comunicación.